Fernando Márquez fue un componente de Kaka de Luxe. Luego formó el grupo Paraíso (donde compuso la canción Para ti, a la que Diego A. Manrique llamó “himno de toda una generación”). Luego, con La Mode hizo el disco El eterno femenino, uno de los mejores de la historia del pop español. Recientemente se reeditó su disco Pop Decó. La exposición internacional de los 80, que vio la luz por primera vez en el año 86
El Zurdo conserva su lengua viperina, y recuerda numerosas anécdotas de la movida. En una reciente entrevista en Onda Regional de Murcia contó cosas sobre Carlos Berlanga. En una época, después de compartir formación en Kaka de luxe, el Zurdo y Carlos Berlanga emprendieron el proyecto de Paraíso, pero aquello no llegó a fructificar. Según cuenta, el Zurdo, el concepto de Paraíso era de Carlos Berlanga. Berlanga quería hacer “una música muy acústica, un poco infantil”, y fue en esa línea que Fernando Márquez compuso una canción como Para ti, una de las canciones emblemáticas de la movida. El Zurdo contó en esa entrevista que Carlos Berlanga estaba enseñando a los músicos sus canciones. “Llegó Antonio Zancajo, se puso a tocar, haciendo una cosa muy virguera, y Berlanga le dijo: No es así. Zancajo le contestó: Estaba afinando. Después de eso, Berlanga se sintió tan humillado que quiso echarle del grupo. Carlos Berlanga quería que los músicos fueran esclavos a su servicio, pero tenían que tocar peor que él. Pero él sabía tocar muy poco, con lo cual hubiera sido un caos”.
Como sé que al Zurdo le gusta la polémica, le pregunto qué piensa del fenómeno comercial (que no musical) de OT. “No pienso. Pero no creo sea peor que la literatura teledirigida por el grupo PRISA (tan bien denunciada por Gª Viñó en su libro El País: La cultura como negocio) o que Pérez Reverte sea académico. Al menos, todo el asunto de OT resulta menos obsceno desde el punto de vista ético, aunque musicalmente, desde luego, apeste (no creo que más que fenómenos anteriores como la canción del verano o que la pseudocanción con mensaje de sujetos como Sabina)”. El Zurdo no ha aprendido mucha diplomacia desde sus tiempos de Kaka de Luxe. A propósito de Para ti (“es el tema que me da de comer”) la emprende con Almudena Grandes. “Su momento más sórdido tal vez sea que Almudena Grandes, sin sentir seguramente el menor aprecio por quien la escribió, usase una metáfora del Para ti para titular una novela suya”. Ya que estamos con los temas polémicos, le pregunto por unas declaraciones que hizo sobre Mecano en El Mundo, donde dijo que el nacimiento de Mecano era “el símbolo apocalíptico de que todo se iba a la mierda y de que llegaba la mentalidad industrial". Sin embargo él mismo versioneó Solo soy una persona de José María Cano. El Zurdo, citando uno de sus textos, me habla de “la pretenciosidad filistea” de José María Cano tras romperse el grupo “más cercana al pompierismo de un Cecil B. De Mille recreando Bayreuth con walkyrias de gran tonelaje que a la sensibilidad de un Visconti dirigiendo a la Callas” con lo cual concluye que Sólo soy una persona “fue más el sonido casual de la flauta que nos cuenta la fábula, y no el comienzo de un lenguaje propio lleno de momentos y recodos mágicos” A mí, personalmente, no es Sólo soy una persona la canción que más me gusta de Mecano, pero el inconformismo de Fernando Márquez me parece saludable, en un mundo tan aburguesado. En la radio, El Zurdo se quejaba de que ha tenido muchos problemas por tener una actitud de Quijote, y recordaba la crítica que le dedicó Patricia Godes en la Historia del rock de El País. “Era como una esquela que hablaba de mí en pasado, como un cantante que estaba ya muerto y enterrado”. Luego añade: “Fue la primera que habló de mí como un Quijote, y creo que dio en el clavo”. Le pregunto por Alaska y sus grupos: Pegamoides, Dinarama y Fangoria. “Me gustan mucho los Pegamoides (creo que son el grupo más redondo y perfecto que dio la Movida). De Dinarama me gusta sobre todo el primer LP. Y de Fangoria me aburre todo, desde sus canciones hasta su look (que no sólo me aburre sino que me quita las ganas de vivir y me dificulta la digestión)”.
Le hablo de La Mode, de su disco El eterno femenino (considerado por Efe eme entre los 100 mejores de la historia del pop español) El disco en cuestión está muy recargado de teclados tecno, (cosa que, en mi opinión, forma parte de su encanto). “Creo que lo que falla precisamente son los teclados (salvo en algunos temas ––El único juego de la ciudad, Aquella chica, Las chicas de la Inter o El eterno femenino donde sí se mantiene una cierta brillantez inasequible al paso del tiempo). Un Charlie Mysterio les habría sacado muchísimo más partido manteniendo la sensación de modernez, como puede comprobarse escuchando el reciente Con paciencia”.
Del disco 1984, la canción En cualquier fiesta me parece de una gran sensibilidad, con algo de masoquismo, porque fabula la decadencia. “Es un tema recurrente. La misma cara b del single, Panorama iba sobre lo mismo. También las canciones inspiradas en Alaska, Carolina y Aquella chica”. Me acuerdo de la canción Erección (“Siente como se levanta un imperio / mira como se levanta hasta el cielo…”), con su dialéctica casi sadomasoquista. “La idea me la dio un fragmento del film Network en el que Faye Dunaway (que encarna a una agresiva ejecutiva de tv), yaciendo con un decrépito William Holden (ex/compañero recién dimitido por representar los valores de la tv primigenia, más ética y tal), llega al orgasmo mientras calcula índices de audiencia de su nuevo programa”.
Recientemente se ha reeditado (con tres canciones nuevas) Pop Decó. La exposición internacional de los 80. Pop Decó empezó como un grupo tecno. Pero su concierto de presentación fue un desastre. Como dijo El Zurdo en aquella entrevista en la radio: “Las cintas pregrabadas sonaron mal y quedamos desacompasados. Alguna gente pensaba que era como el Metal Machine Music, una cosa conceptual”. Ahí se acabó Pop Decó Sin embargo, años después, Fernando Márquez resucita Pop Decó. “Había dejado La Mode, porque no podía dar conciertos, y Mario Pacheco me ofreció seguir grabando en Nuevos Medios y pensé en recuperar aquel repertorio de Pop Decó”. El disco Pop Decó. La exposición internacional de los 80 lo produjo y arregló Teo Cardalda. “Pop Decó era tecno, pero el disco lo arregló Teo Cardalda con una instrumentación mucho más convencional. Suena algo a glam-rock y eso me gusta. Me gusta mucho más la música de los 70 que la new wave”. Considera que de todos sus discos es el mejor producido.
Se puede estar en desacuerdo con muchas de sus valoraciones, pero Fernando Márquez siempre causa polémica. Autor de muchas de las canciones más emblemáticas de los 80, sigue representando una actitud musical independiente, en las antípodas de los chicos de Operación Triunfo, que triunfan entre la juventud más conformista.
viernes, 4 de mayo de 2007
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2 comentarios:
Bueno, me gustan algunas canciones de El Zurdo, ahora su actitud rebelde... Bueno, si rebelde es pasar de admirar a José Antonio Primo de Rivera por admirar a Onésimo Redondo...
Soy una gran admiradora de Fernando a quien considero una de las pocas mentes pensantes de nuestro mundillo musical. Sus aportaciones, sobre todo teóricas, han sido enormes (y digo esto a pesar de que no estoy exactamente de acuerdo con él en casi nada). Es un artista vehemente que sufre/se beneficia de la benevolencia hacia el amateurismo que imperababa en la época en que se grabó el grueso de su discografía (lo cual para mucha gente no consituye necesariamente un vicio).
Ya lo he comentado con personalmente con él y lamento mucho que mi entry del diccionario del País le pareciese peyorativa. No quería serlo aunque sí pretendía ser un rizar el rizo de la agudeza crìtica que en aquella época yo me creía que me caracterizaba... El uso del pasado verbal respondía, no a un intento premeditado de dar por finiquitada su carrera (absurdo en 1986), sino a una imitación irónica del estilo en que están redactadas las enciclopedias.
Con su gran cultura musical y su sensibilidad a flor de piel, El Zurdo hubiera sido un gran músico de haber dado sus primeros pasos en cualquier otra etapa en la que se hubiese visto obligado a aprender algo más de esa técnica musical que los de su quinta tan radicalmente despreciaron.
Y sí, sigo estando de acuerdo en la similitud con el Quijote que había leído tanto que empezó a flotar lejos de la realidad...
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